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Los remedios que no curan

Muchas veces hemos sido, los médicos, consultados por la posibilidad o no de poder bucear si se padece tal o cual enfermedad. Muchas veces también, la respuesta no tiene que ver con la enfermedad en sí, sino con los medicamentos que se está tomando. Si tomamos en cuenta esto último, podemos observar que en un estudio realizado por el Centro Nacional de Estadísticas de Salud en Estados Unidos de Norteamérica, que casi el 50 % de los adultos de 20 a 59 años, por lo menos están tomando un medicamento prescripto, regularmente; al igual que el 30 % de los adolescentes. En el grupo de adolescentes, los medicamentos que más frecuentemente toman, son los antidepresivos, los broncodilatadores y estimulantes de SNC, mientras que entre los adultos de 20 a 59 años de edad, lo fueron los medicamentos para el colesterol, los analgésicos y los antidepresivos. Sin embargo, no debemos olvidar que muchos adultos jóvenes, también se encuentran bajo tratamiento para la hipertensión arterial, y muchos de ellos, además se auto medican con medicamentos de “venta libre”.

Como podemos ver, gran parte de la población de adultos jóvenes, se encuentra medicada por diferentes afecciones, lo cual debería ser igual entre los que integramos la comunidad de buceo. A esto se le debe sumar los medicamentos de “venta libre” que muchas veces los buzos tomamos específicamente para los problemas relacionados con el buceo. Ya los mencionaré más adelante.

Al considerar la seguridad de los medicamentos en la práctica del buceo, es necesario tener en cuenta los aspectos relacionados con la droga en sí: la enfermedad; el ambiente de buceo en el que se va a desenvolver el buzo, y qué tipo de buceo va a realizar:

• Entre el fármaco y la condición para la que se toma éste, se encuentra un espectro de interacciones fármaco-enfermedad y sus efectos secundarios a tener en cuenta.

• Entre el fármaco y el buceo se encuentra la interacción entre el buceo y las drogas.

• Entre el buceo y la enfermedad se encuentra el efecto que cada uno tiene sobre el otro, (el buceo sobre la enfermedad y la enfermedad sobre el buceo).

Por supuesto, todas estas interacciones se dan cita en nuestra área de interés, es decir, en el buceo. Toda la actividad de buceo, implica cierto grado de riesgo. Es por esto que debemos comprender si la combinación de estos factores produce un riesgo inaceptable para el buceador, para el compañero de buceo, y para el resto de personas involucradas en la operación de buceo (operador de buceo, instructor de buceo, supervisor de buceo, superintendente, etc.).

Teniendo todo esto presente, es importante recordar que toda droga (medicamento) tiene un efecto deseable (para lo cual fue indicado) y otros adversos o indeseables (son efectos secundarios sobre el organismo que se pueden expresar en mayor o menor medida).

Muchas veces no es la medicación en sí la que contraindica la práctica del buceo,  sino, la afección por la que se está tomando la medicación. Un ejemplo claro son  los adultos (30 a 50 años),  los que toman medicamentos antihipertensivos (inhibidores de la ECA,  y antagonistas del calcio). Acá lo que hay que tener en cuenta, es que por allí lo que está contraindicando la práctica de buceo sea las manifestaciones de la hipertensión en el organismo (accidente cerebro vascular –ACV-, insuficiencia cardíaca, infarto de miocardio). Otro ejemplo son las drogas para bajar los niveles de colesterol en la sangre, que en sí no tendrían ninguna contraindicación para el buceo, per sí lo serían, los efectos de la hipercolesterolemia en el organismo.

También hay que recordar si el hecho de realizar buceo puede agravar una enfermedad de base. Tal es el caso de los diabéticos insulinorequirientes, los cuales pueden presentar caídas de los niveles de glucemia por efecto de la insulina a lo que se sumaría el efecto hipoglucemiante del buceo (ejercicio).

Y por último, debemos también considerar la posibilidad de que el buceo pueda interactuar con los medicamentos, ya sea aumentando o disminuyendo su efecto. La diuresis inducida por la inmersión, puede generar una hemoconcentración, lo que llevará a un aumento de la concentración de determinada droga en la sangre.

Todos debemos recordar que por efecto del aumento de la presión absoluta durante el buceo, también va a aumentar la presión parcial de oxígeno, lo que puede afectar el metabolismo de las drogas. En una experiencia realizada por el Dr. Sánchez en México, observaron que cuando a un paciente se le suministraba alprazolam y era sometido a tratamiento de oxigenación hiperbárica, el efecto del fármaco era más intenso pero de menor duración que cuando respiraba aire a presión atmosférica. Nosotros también lo hemos observado en pacientes sedados y ventilados, que con una droga y dosis habitual, mientras se encontraban realizando tratamiento hiperbárico, el efecto de la droga desaparecía más rápidamente y comenzaban a luchar por sacarse el tubo de ventilación.

Otros fármacos (aspirina, esteroides, pseudoefedrina, fenotiazinas, sildenafil, etc.) aumenta el riesgo de toxicidad neurológica por oxígeno, lo que puede ser motivo de preocupación para los buzos que utilizan Nitrox y los buzos técnicos. Muchos medicamentos tienen efectos sedantes, y pueden aumentar su efecto al interactuar con el nitrógeno y producir un efecto acumulativo a profundidades menores de lo esperado.

Drogas “preventivas”

Todos los buzos sabemos, que uno de los primeros problemas que podemos enfrentar cuando buceamos, es la dificultad para compensar las presiones en nuestros oídos medios y senos paranasales. Es por ello que muchos buzos, en forma “preventiva” utilizan los descongestivos, que son drogas utilizadas para tratar la congestión de la mucosa nasal. Éstos generan vasoconstricción en la mucosa de la nariz, pero tiene efectos secundarios importantes como aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial. La pseudoefedrina asociada a otras drogas, es un descongestivo muy utilizado por los buzos.  

Para comprar estos medicamentos, generalmente no se requiere de receta o prescripción médica. Son los medicamentos que se conocen como de venta libre u “over-the-counter” (OTC) en ingles. Éstos incluyen antitusivos, somníferos y antihistamínicos. Es común que se abuce de ellos al tomar dosis superiores a las recomendadas o combinarlos con alcohol, drogas ilegales u otros fármacos recetados. Algunos de estos medicamentos contienen aspirina o paracetamol (Tafirol®), que en dosis altas, pueden ser hepatotóxicos (tóxicos para el hígado). Otros, cuando se toman por sus “propiedades alucinógenas”, pueden causar confusión, psicosis, coma e incluso la muerte.

En este grupo también incluimos algunos jarabes para la tos y los medicamentos para el resfrío. En dosis altas, el dextrometorfano, un ingrediente común en los jarabes para la tos, puede actuar como el PCP (clorhidrato de fenciclidina) o la ketamina, produciendo efectos disociativos o experiencias extra corporales.

Los antihistamínicos son fármacos que inhiben la respuesta alérgica mediante el bloqueo de los efectos de la histamina. Tienen efectos secundarios comunes como somnolencia, sequedad de boca, visión borrosa y aumento de la frecuencia cardíaca. La somnolencia, es uno de los efectos secundarios más molestos a los buceadores, y se produce debido a sus efectos en el SNC. Esto puede potenciar la sintomatología por la  narcosis de nitrógeno. En determinados casos, y ante una falta de respuesta, el médico puede prescribir esteroides inhalados de acción tópica. Actúan localmente, evitando así los efectos secundarios sistémicos. Actualmente existen en el mercado drogas antihistamínicas sin efecto sedante, tales como la loratadina  (Aerotina®) y la fexofenadina (Allegra®). Hay algunos aerosoles nasales para la congestión relacionada con las alergias, como el  cromoglicato sódico (Rinogel®), que si bien no es un antihistamínico, pero funciona inhibiendo la liberación de histamina y que no tiene los efectos secundarios asociados con los antihistamínicos. Es preventivo.

Los anticinetósicos son otro grupo de drogas dentro del amplio vademécum utilizado por los buzos. Desafortunadamente, una vez que se produce el mareo inducido por el movimiento, rara vez puede ser tratado con medicamentos; es por ello que los antieméticos se deben tomar antes de embarcarse. Éstos pertenecen al grupo de los antihistamínicos pero con una mayor capacidad para llegar al cerebro, por lo que tienen una mayor propiedad sedante, lo que puede ser un problema durante el buceo. Ojo cuando se los asocia con medicamentos para contrarrestar las alergias. En la actualidad, toda persona familiarizada con la enfermedad del movimiento, está en conocimiento de los parches de escopolamina (Scopoderm®). Tienen efectos como somnolencia y confusión mental.

Los analgésicos y antiinflamatorios, son medicamentos comúnmente utilizados por la ciudadanía en general, y la comunidad de buzos, no escapa a ello. Los efectos secundarios más significativos de los salicilatos (aspirina) y antiinflamatorios no esteroideos son, malestar estomacal y úlceras gastrointestinales. A dosis altas, la aspirina puede causar zumbidos en los oídos, y también pueden producir problemas de sangrado (efecto antiagregante plaquetario).

Los fármacos que actúan en el sistema nervioso central y el buceo

De Pace T y col. Malta Medical Journal. Vol. 17, (01) March 2005
De Pace T y col. Malta Medical Journal. Vol. 17, (01) March 2005

Hay que tener mucho cuidado con la utilización de drogas que tenga acción sobre el SNC cuando se practica buceo, ya que pueden producir ansiedad, euforia, mareos, aumento del metabolismo basal, y vasodilatación periférica, lo que conlleva a alteración de los mecanismos de conservación del calor. Los hipnóticos, como las benzodiacepinas, antihistamínicos y antipsicóticos, pueden producir fatiga, somnolencia y debilidad muscular. Su uso antes del buceo pueden potenciar la narcosis de nitrógeno, la cual puede manifestarse a una menor profundidad.  

En este grupo de fármacos, encontramos los antidepresivos, que muchas personas están utilizando, entre los que hay muchos buzos. El tipo de antidepresivos comúnmente recetados incluyen : los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) (Prozac®, Optipar®), inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) , y los tricíclicos / tetracíclicos / heterocíclicos ( Anafranil®, Tryptanol®). El efecto secundario más importante a tener e cuenta, es que estas drogas están asociadas a la producción de convulsiones, más particularmente los ISRS a dosis altas. Otros efectos indeseables son  la somnolencia y la reducción de el estado de alerta, pudiendo obstaculizar las funciones cognitivas superiores, tales como la capacidad de dominar las tareas espaciales complejas y para recordar información aprendida recientemente.

Los fármacos que actúan sobre la hipertensión arterial (HTA)

Se ha estimado a nivel mundial que la HTA afecta a unas 1000 millones de personas. Actualmente, uno de cada 4 adultos, la padece, y se estima que para 2025 afectará casi al 30% de la población mundial. Dentro de la batería de medicamentos utilizados para el control de la HTA, están los beta-bloqueantes (Corvis®, Losacor®). Estas drogas tienen una serie de efectos secundarios o adversos , que incluyen somnolencia, dificultad para respirar, y sequedad de boca, todo lo cual puede ser un problema durante el buceo. Sin embargo, el otro efecto secundario, y que potencialmente puede ser muy peligroso, es que al disminuir la frecuencia cardíaca, puede reducir la capacidad del corazón para tolerar el ejercicio.

Una alternativa a los beta-bloqueantes, es otra familia de fármacos conocidos como inhibidores de la ECA -enzima convertidora de la angiotensina- (Lotrial®, Renitec®). Éstas son muy utilizadas, ya que tienen un efecto mínimo sobre la capacidad del corazón para resistir el ejercicio. El inconveniente que tienen, es que pueden causar una tos y congestión de las vías aéreas superiores, las cuales podría ser muy problemáticas para los buzos.

Otra posibilidad de tratamiento para la HTA son los antagonistas del calcio (Amloc®, Adalat®, Lercadip®). Éstos, por lo general no causan efectos adversos para los buzos con la excepción de que a veces estos medicamento puede reducir hipotensión ortostática, caída de la presión arterial cuando la persona cambia de posición de estar sentado o acostado a ponerse de pie, lo que hace que se experimenten mareos.  

El último tipo de medicamento para tratar la presión arterial alta, son los diuréticos. Éstos no tienen efectos adversos para buceadores y se utilizan para reducir la cantidad de líquido y la sal en el cuerpo, lo que reduce la presión en los vasos sanguíneos. El único problema potencial con diuréticos es que el riesgo de deshidratación es mayor, lo que puede aumentar el riesgo de la enfermedad por descompresión. Beber muchos líquidos es muy importante cuando se toman diuréticos.

Drogas recreativas

El consumo de alcohol está tradicionalmente relacionado con el buceo. Al igual que otros medicamentos, puede tener interacciones adversas con el buceo. El peligro del consumo de alcohol asociado con accidentes mientras se realizan actividades acuáticas, se encuentra bien documentado – 80% de los ahogamientos en los varones adultos están asociados con el consumo de alcohol, en los países occidentales. La intoxicación con alcohol, altera el juicio y la coordinación, provoca alteraciones del ritmo cardíaco, deteriora la capacidad de bomba del corazón, reduce el volumen de sangre debido a la producción excesiva de orina, y aumenta la pérdida de calor a través de la piel (hipotermia).

El tabaco es una droga social utilizada en el mundo entero. En la actualidad, en Europa, el 34% de la población adulta es consumidora de tabaco. En América, las cifras son muy similares. Un fumador inhala monóxido de carbono, que se une a la hemoglobina y reduce la capacidad de la sangre para transportar oxígeno hasta en un 10%. Esto se traduce en una disminución de la capacidad al esfuerzo y en un deterioro de la capacidad física para responder a una emergencia. Por su lado, la nicotina en el tabaco es un estimulante cardíaco, lo que predispone a la aparición de arritmias (alteraciones del ritmo). A su vez, genera un aumento de la presión arterial y vasoconstricción de las arterias coronarias. El humo produce congestión de la mucosa de las vías aéreas lo que predispone a barotraumas de los senos paranasales y del oído medio.

La marihuana produce alteración en la percepción, deterioro del juicio, y alteraciones del estado de ánimo, que son incompatibles con la seguridad en el buceo. Al igual que con otros fármacos, estos eventos se ven agravados por los efectos de la narcosis de nitrógeno. Altera la percepción del medio ambiente y perjudica el desenvolvimiento cognitivo y psicomotor. Puede generar sentimientos de euforia, indiferencia, ansiedad o incluso paranoia. Por lo tanto, los efectos potencialmente perjudiciales en los buzos incluyen distorsiones en la percepción del tiempo, la imagen corporal y de la distancia. Se ha descripto que el ejercicio en agua muy cálidas, en los buzos bajo la influencia de la marihuana, les ha producido letargo, e incluso que se han dormido mientras estaban debajo del agua. En agua fría, los buzos han manifestado una disminución de la tolerancia al frío en un 50%.

La cocaína tiene efectos fisiológicos similares a la adrenalina, estimulante e irritante del corazón, causando alteraciones del ritmo cardíaco, que pueden llegar a ser mortales, y la elevación de la presión arterial. La muerte súbita en personas jóvenes, es común, especialmente en los atletas que hacen ejercicio después de tomar la droga. La estimulación mental y la elevación del humor alteran el juicio y fomentan la toma de riesgos. Su uso durante el buceo, además de ser ilegal, genera una asociación muy peligrosa. Los síntomas, además, incluyen cambios en la actividad, estado de ánimo, la respiración y la temperatura corporal, la presión arterial y el ritmo cardíaco. Su morbilidad y mortalidad están asociadas principalmente a su toxicidad cardíaca.

Dr GMauvecin

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