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Exostosis del oído

La otitis externa, también llamada “oído del nadador”, es una inflamación del oído externo y del conducto auditivo. La incidencia de ésta, es alta en la población en general. En los Países Bajos, se ha estimado que tiene una incidencia de 12-14 por cada 1000 habitantes al año, y en Inglaterra se ha reportado que afecta a más del 1% de una población. La natación o la exposición del conducto auditivo externo (CAE) al agua o humedad, aumenta el riesgo. Cuando se realizan buceos en aguas contaminadas sin la correspondiente protección, es una manera común de contraer este tipo de infección.  El estrechamiento del CAE debido al crecimiento óseo (exostosis) puede facilitar que queden atrapados en el CAE restos celulares, que llevan a la infección. Los primeros buzos de saturación presentaban otitis externa durante la permanencia en la cámara hiperbárica, lo que en los comienzos de este tipo de buceo, limitaba la duración del mismo. Hay dos factores que se requieren para que se desarrolle una otitis externa: la presencia de microorganismos que pueden infectar el oído, y alteraciones en la integridad de la piel del CAE, permitiendo que se produzca la infección.

Ahora bien, la exostosis (crecimiento de hueso) del CAE es una entidad que se encuentra exclusivamente en los seres humanos. La Exostosis Auditiva (EA) es una hiperplasia (crecimiento) ósea benigna, de base ancha o pedunculada, que aparece en el tracto medio o en el tercio externo del CAE, produciendo una estrechez secundaria que puede llegar a obstruirlo totalmente. Otra característica interesante, es que esta afección es bilateral, lo que lo diferencia de los crecimientos tumorales (osteomas).

Exostosis del CAE. (DAN)
Exostosis del CAE. (DAN)

Usualmente son asintomáticas, pero pueden causar otitis externas recurrentes, sensación de taponamiento, dolor, zumbidos (tinitus) y ocasionalmente pérdida de la audición.

Varios son los factores que pueden ser los causantes de esta afección, pero la hipótesis que ha demostrado mayor consistencia, es la hidrotérmica, propuesta por Van Gilse en 1938. Se ha observado una estrecha relación entre el desarrollo de EA y la  exposición frecuente y recurrente del CAE al agua fría entre 15° y 19°C, con obstrucciones muy significativas, cuando la temperaturas oscila entre 9° y 11°C (Deleyeannis, 1996). En un estudio presentado por Di Bartolomeo en 1979, se observó que en las costas de California, donde la temperatura del agua de mar oscila entre  15° y 21°C, la incidencia de la EA en los surfistas fluctúa entre 70 y 80%.

Exostosis bilateral

Evidentemente, la exposición al agua fría, se ha observado como el factor etiopatogénico más importante. El aire frío también puede ser un factor que contribuye a la formación de EA. En algunos estudios se ha observado una prevalencia de EA en aquellos que practican la natación y la navegación (ya que se exponen al viento frío y a las salpicaduras con aguas frías), pero por otro lado, también entre los que realizan deportes acuáticos en los cuales la cabeza se sumerge en el agua, como la natación o el buceo.

Epidemiología entre los buzos

Sheard (1) estudió la prevalencia y la gravedad de la EA en un grupo de buzos de apnea experimentados y comparó los resultados con los hallados entre surfistas y buzos SCUBA. En esta investigación, se estudiaron 76 buzos varones y 35 mujeres. Luego, fueron examinados con otoscopio para determinar la evidencia de exostosis en los conductos auditivos externos. Se encontró que la exostosis era evidente en 87.7% de los 204 CAE examinados. La severidad de las exostosis en los buzos de apnea fue  significativamente menor que en los surfistas, pero mayor que los buzos SCUBA. El factor que determinó la prevalencia y la gravedad de las EA en los buzos de apnea, fue la temperatura de la superficie del mar en el lugar de la exposición.

En un estudio similar llevado a cabo en Japón, 97 buzos militares de dos distritos diferentes, uno en zona fría, al norte de Japón y el otro, de la región cálidal, fueron evaluados para determinar la presencia de EA. La prevalencia de exostosis en el grupo de la zona fría mostró un aumento significativo a medida que progresaba la antigüedad de la práctica. Los autores concluyeron que estos hallazgos confirmarían la teoría popular, que el agua fría sería un factor importante en el desarrollo de la EA en los buzos (2).

En otra investigación llevada a cabo por Karegeannes (3), fueron comparados 87 buzos de la Marina de los Estados Unidos, con un grupo control compuesto por 42 personas NO buzos, pero con edades similares al grupo en estudio. Se encontró EA en el 26% de los buzos, pero en ninguno de los del grupo control. Los autores concluyeron que estos resultados apoyan la teoría de que la incidencia de EA es  relativamente mayor en los grupos de buzos.

Esta entidad, no es una patología nueva, ya que en un estudio realizado por el Prof. Luis Lanfranco de la Univ. De Sao Paulo, en el cual se evaluó la Exostosis Auditiva (EA) como marcador de actividad acuática. Se comparó la prevalencia de EA en los craneos de individuos del sitio arqueológico Puémape de la Costa Norte del Perú, en un período comprendido entre los años 2500-1 aC.  La prevalencia de EA fue 44%. Fue mucho más frecuente en hombres que en mujeres, y su prevalencia está directamente relacionada con la población con una mayor dependencia a los recursos marinos como la pesca y la recolección de moluscos. Este estudio confirmaría el carácter acuático-costero de EA y su asociación con la baja temperatura del agua y la acción refrigerante de los vientos.

Tratamiento

La plástica del canal, es el procedimiento que se realiza para ampliar un canal auditivo estrecho. Esto se hace comúnmente para los surfistas que han desarrollado exostosis (crecimientos óseos) en su canal auditivo. También puede ser necesario corregir la cicatrización de infecciones recurrentes o trauma.

La extirpación quirúrgica de la exostosis no es un procedimiento sin riesgos. La pérdida de piel del CAE puede llevar a la formación de tejido de granulación, lo que generará una estenosis fibrosa y atresia membranosa. La perforación de la membrana timpánica es otra de las complicaciones más frecuentes. Otras complicaciones, aunque menos frecuentes pero más temidas, son la  lesión de la articulación temporomandibular o del nervio facial, lo que conlleva a la pérdida auditiva neurosensorial, eventual enfisema subcutáneo cervical y petrositis.

Hay un pequeño nervio llamado cuerda del tímpano, situado apenas por debajo del tímpano, y si es lesionado, puede manifestarse como sensación de gusto metálico en la punta de la lengüeta. Incluso, si se llega más profundo en el oído medio, corre el  nervio facial, que controla los músculos de la expresión facial. La lesión a este nervio puede causar parálisis facial.

En los casos en los que se recurre a la solución quierúrgica de esta afección, se ha visto un elevado registro de residivas (repetición).

Dr. GMauvecin

Foto de portada: Travis Isaacs via Visualhunt.com / CC BY

Literatura recomendada.

1.- Sheard PW, Doherty M. Prevalence and severity of external auditory exostoses in breath-hold divers. J Laryngol Otol 2008;122:1162-7.

2.- Ito M, Ikeda M. Does cold water truly promote diver’s ear? Undersea Hyperb Med 1998;25:59-62

3.- Karegeannes JC. Incidence of bony outgrowths of the external ear canal in U.S. Navy divers. Under- sea Hyperb Med 1995;22:301-6.

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