Squeeze y edema pulmonar en apnea: riesgos, prevención y avances médicos (FIPS)”
En el ámbito del buceo a pulmón libre, el término coloquial squeeze se emplea con frecuencia entre apneístas para describir un conjunto de síntomas respiratorios relacionados con el descenso profundo. No obstante, bajo esta denominación se agrupan fenómenos distintos que incluyen el barotrauma pulmonar de descenso y el edema pulmonar inducido por inmersión (Swimming-Induced Pulmonary Edema, SIPE). Ambos procesos han sido objeto de análisis en el taller internacional convocado por el San Diego Center of Excellence in Diving en colaboración con Divers Alert Network (DAN), lo que ha permitido actualizar su comprensión clínica y fisiopatológica.
El “squeeze”: barotrauma de descenso en apnea
El denominado squeeze corresponde a una lesión pulmonar que aparece cuando la presión hidrostática supera la capacidad de compensación volumétrica del pulmón durante la fase de descenso. La compresión torácica extrema genera una distorsión anatómica de la vía aérea y del parénquima pulmonar, favoreciendo microdesgarros alveolares y hemorragias intraalveolares. Clínicamente se manifiesta con tos, hemoptisis leve o esputo hemático, disnea y dolor torácico.
Aunque en muchos casos los síntomas remiten de manera autolimitada, se trata de microlesiones que, cuando se repiten, pueden condicionar secuelas crónicas en la mecánica pulmonar o en la difusión alveolo-capilar. La literatura de DAN resalta además el elevado subregistro: numerosos apneístas refieren haber experimentado squeeze sin notificarlo ni buscar asistencia médica, lo que dificulta la estimación real de su incidencia.
El edema pulmonar inducido por inmersión (SIPE)
El SIPE comparte parte de la sintomatología con el squeeze —tos, disnea, hipoxemia—, pero su fisiopatología es diferente. Se considera una forma de edema pulmonar no cardiogénico precipitado por el ejercicio en condiciones de inmersión, donde confluyen varios mecanismos:
- Aumento del retorno venoso y presión hidrostática torácica, que incrementan la presión capilar pulmonar.
- Exposición al agua fría y ejercicio intenso, que potencian la vasoconstricción periférica y redistribuyen el volumen sanguíneo hacia la circulación central.
- Factores predisponentes individuales, como hipertensión arterial, disfunción diastólica, infecciones respiratorias recientes o el uso de determinados fármacos (antiinflamatorios no esteroideos).
En casos recurrentes, el SIPE puede evolucionar a formas graves, con riesgo de hipoxemia sostenida y, excepcionalmente, desenlace fatal si no se reconoce y maneja de forma precoz.
Factores de riesgo identificados
Los principales elementos asociados a mayor susceptibilidad incluyen:
- Hipertensión arterial sistémica, aun en estadios subclínicos.
- Ejercicios de alta intensidad en agua fría.
- Sobrehidratación previa a la inmersión.
- Variantes anatómicas o funcionales cardiacas predisponentes.
Medidas preventivas recomendadas
La literatura reciente y las guías de expertos recomiendan:
- Control riguroso de la presión arterial antes de iniciar programas de apnea o buceo recreativo.
- Evitar la sobrecarga hídrica previa a la inmersión.
- Respetar periodos de recuperación tras un episodio documentado de squeeze o SIPE.
- Incluir contenidos específicos sobre fisiopatología, síntomas de alarma y autocuidado en los programas de formación de apneístas e instructores.
Hacia una nueva clasificación: Freediving-Induced Pulmonary Syndrome (FIPS)
Durante el taller mencionado se propuso la adopción del término Freediving-Induced Pulmonary Syndrome (FIPS)como categoría integradora para las distintas lesiones pulmonares relacionadas con la apnea (edema pulmonar, edema laríngeo o traqueal con o sin hemorragia, y barotrauma alveolar). Este marco conceptual busca:
- Unificar criterios diagnósticos.
- Establecer una clasificación de severidad.
- Homogeneizar protocolos de tratamiento.
- Definir criterios de retorno seguro a la actividad acuática.
Conclusión
La apnea, en tanto disciplina deportiva y actividad recreativa en expansión, plantea nuevos desafíos médicos. El squeeze y el SIPE representan no meras anécdotas clínicas, sino entidades con bases fisiopatológicas complejas y potencial de morbilidad relevante. Reconocerlas precozmente, documentarlas de manera sistemática e integrarlas en la formación de instructores y apneístas constituye una prioridad en la medicina del buceo.
La educación y la vigilancia clínica son la primera línea de prevención. En este contexto, el conocimiento no solo amplía fronteras fisiológicas, sino que —como ocurre a menudo en la medicina del deporte— constituye un factor decisivo para la seguridad y la supervivencia.